22 de octubre de 2012

Fútbol: el nuevo opio del pueblo

El extremo al que ha llegado el deporte del fútbol es el de gran negocio y fenómeno de masas. Llamado popularmente el deporte rey, el fútbol eclipsa en los medios al resto de deportes, a los grandes acontecimientos políticos y sociales o a cualquier espectáculo artístico y cultural. En definitiva, el fútbol eclipsa la realidad. Una final de un mundial puede llegar a parar una ciudad, un país, un continente, y hasta al planeta entero, algo que no había hecho jamás ninguna religión. En la era de la comunicación global, el fútbol invade todos los medios de comunicación: radio, prensa, televisión e internet, y eso quiere decir que cualquier persona en cualquier lugar del mundo puede ser engullida por este gigante de los fenómenos de masas. Y lo verdaderamente extraordinario del fútbol es que todo esto lo ha conseguido tan solo en un siglo de vida.

Una de las características principales que presenta este gran fenómeno de masa, convertido además en la actualidad en una forma de control social, es la alienación de los individuos que son arrastrados por él. Al ser el deporte rey y una de las mayores atracciones, crea un ambiente de ideotización general que consigue anular la capacidad de juicio y discernimiento en la mente de muchas personas. Consigue con gran efecto que uno se vuelva un forofo, dejándose llevar por un equipo, sus colores, sus banderas, y alcanza una pasión comparable a la adhesión que practican los bandos enfrentados en una guerra. Este grado de fanatismo deriva en nacionalismo cuando a quien se defiende es a la patria o nación, propios cada dos años con la llegada de los mundiales, eurocopas y demás. En los peores casos el fanatismo más extremo declina en violencia, mediante rivalidades entre equipos, que en muchas ocasiones deja heridos e incluso  muertos. Bien se podría decir que estos son casos concretos o puntuales que no se pueden generalizar y podría ser cierto, pero en realidad no es esto lo más grave y peligroso del fútbol.

Dentro del conjunto de antivalores que promueve este fenómeno de masas entre los individuos que lo siguen en mayor o menor grado es la idea supuesta de libertad que da el hecho de estar adherido a él. Cuando gana el equipo de uno, cualquiera puede montar ruido en la calle, puede pitar, tirar cohetes, gritar, bañarse en una fuente o hacer lo que le venga en gana, porque es fútbol y por tanto todo vale. Quien quiera abstenerse del jolgorio generalizado simplemente no puede hacerlo. El ambiente de borreguismo e histeria colectiva que se percibe en las calles antes, durante y después de un partido importante es una de las muestras de brutalidad que aún persiste en la genética de tantos seres humanos, comparable a las hordas de ejércitos bárbaros que antaño marchaban a la guerra. Esta muestra se hace mucho más intensa en el interior de los estadios, en los que en comparación, el circo romano no queda muy lejos. La gente que acude a ver a su equipo aprovecha las casi dos horas que dura el evento para descargar toda su rabia. Igualmente, aquí vale todo, desde toda clase de descalificaciones a los miembros del equipo contrario, hasta los insultos más graves a los árbitros. Nadie dice nada y nadie se escandaliza. Todos pueden participar. El deporte por el puro espectáculo deja de serlo y tan solo se convierte en un lugar para descargar toda la irracionalidad de una masa enfervorecida y alocada de humanos y el odio irracional al equipo rival.

Otro dato cuanto menos curioso pero no menos lamentable es la fidelidad que puede alcanzar un seguidor hacia su equipo. Una persona en su vida puede cambiar de ideología, de partido, de afición, de gustos, pero raro es el caso de alguien que haya cambiado sus colores futbolísticos. La adhesión a un equipo es para toda la vida. Y precisamente dan su vida por él. Llegados a este punto es conveniente mencionar otra de las fatales consecuencias que dejan esta forma de control de masas en relación con la fidelidad. Tal es el nivel que alcanza ésta, que se consigue que todo lo demás deje de existir. Si 25.000 personas mueren de hambre cada día en los países más empobrecidos, da igual mientras haya fútbol. Si 50 millones de animales son asesinados cada día para beneficio humano, da igual pues sigue habiendo fútbol. Si el planeta se va a pique por culpa humana, da igual porque el fútbol seguirá acaparando las portadas. Así, son siempre cuatro pelagatos los que salen a decir la verdad, mientras que si gana España el mundial son millones de personas las que salen a celebrarlo. Este es el mundo civilizado.

En cuanto a las bases que sustentan el fútbol como gran negocio que se nutre de la sumisión de millones de aficionados, cabe destacar las multimillonarias sumas de dinero que mueve, y las miles de empresas que salen beneficiadas gracias a ello por la publicidad. Tanto, que se puede afirmar que este gran negocio contribuye en gran medida a perpetuar las enormes desigualdades salariales, las injusticias sociales, el subdesarrollo de los países pobres, las condiciones laborales de esclavitud ,etc. Todo esto, por supuesto con el consentimiento del individuo que lo sigue, que justifica cualquier situación de desigualdad por el hecho de ser fútbol. Una persona imbuida por el dichoso gran negocio se queja de que un político cobre 10 veces más que él, pero justifica incomprensiblemente que un futbolista gane 50 veces más. Los grandes jugadores se convierten en grandes ídolos, héroes, intocables, dioses de carne y hueso a los cuales hay que venerar y a los que más te vale no insultar. Es así como el fútbol se ha convertido en la nueva religión.

A pesar de lo cuál, no creo que sea necesario mencionar que ésta no pretende ser una crítica al fútbol como deporte, sino exclusivamente a las consecuencias negativas que conlleva como gran negocio y como control social, la difusión masiva de antivalores, y en general, la desmedida influencia que tiene en nuestra sociedad este deporte de masas.

13 comentarios:

  1. así es yo lo veo igual pero la gran mayoría no y es que la naturaleza humana es absurda hasta decir basta ...

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  2. Me parece injusta la descalificación que el autor pretende hacer del fútbol. No es que este en desacuerdo, pero el fenómeno no es exclusivo de ese deporte. Debe ser mas objetivo: no solo en el futbol se observan actos de violencia perpetrados por los fanaticos, no solo en el futbol se ven grandes espectaculos dentro de los estadios, no solo en el futbol se se ven jugadores con salarios estratosfericos (en terminos generales, el baseball estadounidense paga los salarios mas altos) y tampoco son las franquicias de futbol las que mayores ganancias acumulan. ¿Que pasa con el hockey sobre hielo en el que con frecuencia se ve jugadores de bandos contrarios golpearse hasta el cansancio? ¿Que pasa con el boxeo donde la gente paga sumas considerables por ver a dos sujetos darse de trompones mientras ellos, eufóricos, piden sangre? Todo lo que usted ha dicho del futbol, se ve también en muchos otros deportes, ¿o no?

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    1. Es cierto, pero como el autor dice el alcance del futbol es impresionante, Latinoamerica, Europa, Africa, Asia, y cada vez son mas los paises que se unen

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  3. Mi crítica al fútbol no excluye el que en otros deporte haya violencia. Por supuesto que la hay. Pero no es la violencia física el centro de atención de este texto, sino el poder omnipotente que juega el fútbol en las mentes de las personas, su capacidad de anularlas y el gran negocio que ha creado y quien dice fútbol dice baseball o baloncesto. Aún así, desde donde yo escribo, España, es el fútbol el deporte rey, el que acapara todo el poder de competición, y eclipsa al resto de deportes y creo afirmar que en casi toda Europa es así. El baseball y el baloncesto que yo sepa se da más en USA.

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  4. Caer en la demagogia es extremadamente fácil, pero aún así no es excusa si quieres manifestar una opinión mediante argumentos. Hablas como si de no haber forofismo y fanatismo futbolístico las desigualdades sociales, las hambrunas, las guerras y todo tipo de lacras que campan en este planeta cobrarían importancia capital en la sociedad. La culpa de esto no es el fútbol, es del ser humano y su sociedad, que no tomará en importancia algo que no le afecte directamente, y menos si es a miles de kilómetros. El fútbol no es más que una afición exagerada que posiblemente sea más tomada en cuenta de lo que se debe, pero culparle a él del aborregamiento social no es correcto.

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  5. como puede ser que aya gente que se apasione a tal nivel por este deporte que sean capases de discutir algidamente incluso pelear por defender su equipo (que en realidad no es de ellos), ademas los futbolistas están sobre valorados, al nivel de ser casi super humanos, con sueldos que la gran mayoría de la gente ni siquiera logra dimensionar o comprender, por otro lado la invasión de los medios de comunicacion por este deporte es casi viral es prácticamente imposible descansar del futbol, es como si estuviera impuesto (es como si fuera obligación que te guste y que tengas un equipo por el que vivir y pelear, como si de esto dependiera tu felicidad, como si fuera a cambiar tu vida dependiendo de que gane o pierda, incluso es como una herencia obligada que recibes de tus padres, abuelos o parientes ), es como si la gente no tuviera vida propia y el futbol fuera lo que los mantiene vivos. Es casi como una enfermedad.

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  6. Creo que esto sucede con todo el fanatismo... No solo con el futbol, culpar a un deporte de los males del mundo no sirve de nada...

    En desacuerdo total.

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  7. Pero vamos a ver, ¿en dónde se ha dicho que se culpe al fútbol de todos los males del mundo? Como mucho se dice que el fútbol, como cualquier otro culto moderno, ya sea la tecnología o la moda, tiene el poder omnipotente de sumir a las personas en la estupidez y de alejarles de lo trascendental, como el hecho de que millones de personas vivan en la miseria. Pero eso no quiere decir que este mal, como otros males, sea causado por el fútbol, sino que el fútbol no ayuda en nada a que se erradiquen.

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  8. Bajo mi punto de vista, teneis razón que el football no provoca los males de la sociedad, pero si es usado como cortina de humo para controlar a las masas, o ¿ es que no veis las noticias? Siendo el 50% de ellas football, el mal está en la naturaleza del ser humano, lo malo que quienes tienen el poder, solidifican aún más su poder durmiendo en los laureles a la masa, siendo la herramienta más efectiva para ello el football

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  9. Muy buen texto; Pan y Circo, el circo romano de ahora sin duda es el fútbol.

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  10. El texto es demagogia pura y dura.

    Igual se puede hablar de los adeptos intelectuales, cada vez más numerosos, que abogan por borrar de la especie humana cualquier atisbo de su esencia, de su naturaleza.

    Alguno debería existir sin cuerpo ni alma, su existencia impresa en un circuito o chip que lo hiciera eterno, seguro que sería más feliz que entre tanto "animal y borrego" como nos llaman estos "seres superiores al resto"

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