3 de octubre de 2012

El culto a la carne

Si analizamos con detenimiento la evolución que ha sufrido el consumo de la carne, podemos hallar grandes diferencias en las distintas épocas culturales. Así, en la época primitiva su consumo era muy diferente al actual, el cuál se obtenía por medio del método de la caza. Este método proveía al cazador de una relación directa con el animal que mataba para luego comerse junto al grupo. El animal era visto en casi todos los grupos como un igual entre todas las formas de vida, incluida la humana, indisociable al medio natural del cuál ellos mismos dependían. Por ello, en el momento de comerlo el animal era venerado y su consumo era agradecido por los hombres como un obsequio de la Madre Naturaleza, el cuál debían de tomar para sobrevivir. Podría incluso decirse que se trataba de un ritual. Por otro lado, la práctica de la caza desarrollada en ciertos grupos primitivos fue una evolución motivada por cuestiones climáticas y de supervivencia, y esto hizo que ésta fuera un recurso esencial e inevitable.


Con la llegada de la agricultura en el Neolítico, hace unos 10.000 años, de forma paralela llega la era de la domesticación de los animales. Independientemente de los motivos que provocaron la transformación, los hombres se fueron dando cuenta de que domesticar a los animales más mansos era una labor mucho menos peligrosa que la de la caza, evitando riesgos innecesarios, y además reportaba otras ventajas como el incremento de la producción ganadera, en relación con el crecimiento de la población de los grupos. Así, durante miles de años cada vez se fueron domesticando más animales no solo para la obtención de alimento o como fuerza de trabajo, sino también para la obtención de pieles o lana, y más adelante como entretenimiento público. En este contexto, la relación del hombre con el animal empieza a cambiar, pues los animales -hervíboros en su mayoría- que viven en un estado salvaje en la naturaleza, ahora experimentan la total dependencia del hombre, que es quien los “cuida” y alimenta para luego obtener un beneficio. Ante esta nueva relación ya no existe ningún tipo de veneración hacia el animal ni agradecimiento por los bienes dados. La domesticación se generaliza culturalmente y se adopta poco a poco como una costumbre a imitar.


Finalmente, la era industrial del siglo XIX transformó radicalmente la ganadería. El imparable crecimiento de la población humana demanda cada vez más producción agrícola y ganadera, con lo que dispara a su vez el número de animales usados para consumo humano. El cambio es total. El animal ya no es un animal, sino un número y un recurso, usado con el fin de engordar tanto en el menor tiempo posible para aumentar la producción. La domesticación se convierte en hacinamiento y esclavitud. Y la relación entre hombre y animal se reduce a la de verdugo y víctima.


Pero no fue hasta pasadas las dos Guerras Mundiales cuando el consumo de carne se multiplicó desproporcionadamente provocando el desastre medioambiental. Es a partir de esta época cuando aparecen los mitos de la carne: planteamientos interesados y parciales para justificar y generalizar el necesario consumo de carne. Argumentos dirigidos a nuestra salud, como aquel que nos han repetido médicos hasta la saciedad de “no podemos vivir sin las proteínas de la carne” es extendido como un dogma de fe. O aquél que alude a la historia como el que argumenta que “siempre hemos comido carne”, no dejan de ser ideas falsas, inventadas y difundidas por la industria alimenticia y los apologistas de la carne.


La producción masiva actual de carne se ha destinado a las afueras de las ciudades siguiendo una cadena lógica: centros de engorde- transporte-mataderos y preparación. De esta manera, el consumidor medio de carne es aquél que ya no tiene contacto alguno con el animal. Guiado por un instinto carnívoro que portan sus genes, escoge sus porciones en bandejas de grandes o pequeñas superficies, cuidadosamente preparadas y embaladas, y que luego se come sin plantearse en ningún momento de dónde viene el producto y cómo es elaborado. A su vez, los grandes restaurantes de comida rápida ofrecen sus hamburguesas suculentas a precios económicos para atraer cada vez más público. En este contexto, cualquier consideración ética está fuera de lugar, pues el simple sabor y los mitos ya mencionados son antepuestos a toda objeción. El consumidor ha sido engañado y manipulado en este sentido por el interés de la industria cárnica.


Hasta ahora nos hemos referido a la forma generalizada del consumo de carne actual. Sin embargo la culminación del culto a la carne tiene lugar en esas reuniones de humanos devorando carne y despertando su lado más salvaje, las llamadas barbacoas. Estas celebraciones ridículas no son más que demostraciones del instinto más primitivo del hombre, un alarde del comer carne por comer. Una forma de quererse alejar del “hombre civilizado” actual y parecer por unos momentos un bárbaro. Pero dejemos las cosas claras, los hombres primitivos jamás hacían algo parecido a una “barbacoa”. En éstas no hay ningún tipo de veneración ni agradecimiento al animal que se consume, sino la más rastrera burla y desprecio. Es en éstas fiestas en donde los mitos de la carne hacen mayor estrago, cuando el consumo se vuelve devoción y estupidez, y cuando uno se plantea seriamente si esto es una muestra de eso que llaman civilización, o más bien una reunión de personas embrutecidas que se ahogan en su propia ignorancia y que son incapaces de comprender lo que realmente están festejando. Las barbacoas no son otra cosa que un culto a la esclavitud animal; una justificación inventada del poder del hombre sobre la bestia. Porque una cosa es comer carne por una “supuesta” necesidad y otra bien distinta es querer demostrarlo con actitud arrogante haciéndose pasar por algo que no se es, como se suele hacer en las pertinentes barbacoas.




2 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo en todo lo que dices, pero me gustari proponer dos cosas. La primera seria bueno que cuando hablas de que el hombre ya no tiene ningun contacto con el animal cuando lo come y que no sabe cual es el proceso que se lleva a cabo tan cruel podrias especificar mas y contar cuales son los procesos que se les aplica a los animales cuando van a ser asesinados para nuestro beneficio.
    y segundo tambien megustaria que explicaras cuales son esas alternativas de vegetales que se pueden tomar para obtener proteinas. si todos supieramos que alimentospodemos tomar y como debemos tomarlos para obtener todas esas vitaminas solo con las verduras a lo mejor habria mas gente que se daria cuenta de lo facil y necesario que es comer verduras

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  2. Hola educadora,
    En cuanto a los métodos usados lo mejor es ver los vídeos de investigación que ya llevan haciendo durante varios años organizaciones como Igualdad Animal, ya que hay cosas que se entienden mejor viéndolas que contándolas y como dicen a veces una imagen vale más que mil palabras http://www.igualdadanimal.org/.

    En realidad, la comida vegetariana ha sido siempre la base en casi todas las civilizaciones, sobre todo a base de cereales como el trigo, la cebada, el arroz o el maíz, algo de lo que la gente prefiere no darse cuenta, ya que es mucho más emocionante imaginarse a nuestros ancestros como valientes cazadores, cuando en realidad el consumo de carne y pescado fue excepcional. Las proteínas vegetales se encuentran más en las leguminosas como la soja, los guisantes o las judías que en las verduras, además de los frutos secos. Tan solo hay que combinarlas con algún tipo de cereal como el arroz para hacerlas completas. Ser vegetariano no significa comer solo verduras. Una lista de alimentos cien por cien vegetarianos sería esta: verduras, legumbres, cereales, frutas, frutos secos, semillas, germinados, algas, hongos, etc. Recomiendo también buscar en internet pues ya hay mucha información sobre esto.

    Un saludo.

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