9 de noviembre de 2014

Distorsión de la libertad

La era moderna ha desembocado en el mundo del desenfreno de los deseos, el consumo sin límite y la total ausencia de reflexión social, conceptos que explican una época de un control absoluto del sometimiento de la mente humana. Esto ha provocado entre otras cosas que valores esencialmente propios de la supuesta naturaleza humana (la que más cerca está de su estado de animalidad) hayan sido modificados parcial o totalmente por formas adaptativas a las formas de vida actuales. Uno de los casos más significativos es el de la libertad.

La idea de libertad que predomina hoy en día en la sociedad no tiene que ver nada con el concepto auténtico de libertad individual. El poder, llámese político, económico, empresarial, militar, etc. es el primero en distorsionar el auténtico concepto de libertad cuando pretende convencer a la masa no pensante y sometida al hecho de que es libre. Pero una persona sometida mental o físicamente como lo es en la actualidad y como lo ha sido en la historia difícilmente puede llegar a ser libre.

Ante esta distorsión, la publicidad, que es el conducto que tiene el poder para difundir sus creencias a la masa, habla continuamente de que los ciudadanos son libres para elegir lo que desean comprar, lo que desean consumir, a dónde quieren viajar, en qué quieren trabajar y cómo quieren gastarse su dinero. Pero todas estas cosas a las que puede aspirar el ciudadano medio son parte de un sistema ya estudiado en el que  todo está previamente determinado para que los sujetos a los que va dirigido sean condicionados y guiados en una única dirección. Esto confirma que la libertad de la que nos hablan no puede ser auténtica y solamente puede ser falsa.

En realidad todas las relaciones basadas en el poder y sometimiento de unos sobre otros son relaciones que no pueden ofrecer ningún grado de libertad y todo lo más que pueden hacer es disfrazarla para hacer creer a los sometidos que aún existe. Esto es lo que hacen las formas de poder: hacer creer al sujeto sometido que es libre cuando no lo es. Todos los actos, los deseos, derechos y obligaciones de un ciudadano que forma la sociedad de masas están determinados por el poder y en consecuencia no pueden ser adjetivados como actos libres. Es más, se puede llegar a afirmar que es el propio poder quién potencia las ventajas de la pseudolibertad en razón de su interés.

Ahora bien, ¿hasta qué punto es posible la libertad verdadera en una sociedad determinada? ¿Ha existido alguna sociedad auténticamente libre en la historia de la humanidad?

Es posible deducir que libertad auténtica y poder son dos términos no solo opuestos sino incompatibles, y ya que el poder en sí mismo y los sistemas de jerarquías han existido de forma progresiva desde al menos la era civilizada o Neolítico, se colige a su vez que a más poder, menos posibilidad de libertad auténtica. Pero tampoco se puede afirmar con certeza que previamente a la era civilizada no existiera poder y sí por tanto una total libertad. Claramente, cuantas menos jerarquías constituidas tenga un grupo cualquiera, más facilidades para poder ejercer la libertad verdadera, pero la historia demuestra a su vez que los grupos o sociedades se enfrentan continuamente a circunstancias externas que limitan el desarrollo de su voluntad, de su conciencia y de sus valores, incluidos el de la libertad.

Es decir, y fuera ya de un contexto dado, la unión de dos personas o más a voluntad y su deseo de convivencia por grado ya sea familiar o por cualquier tipo de afinidad o conveniencia, trae como consecuencia la adaptación por parte de cada individuo a las necesidades de los otros -que obviamente serán en principio las mismas o similares-, lo que supone la limitación de la libertad individual, pero no la libertad colectiva en tanto se respeten los unos a los otros y no se ejerza ningún acto de influencia, dominación u opresión. Este es sin duda el sentido esencial del valor de la libertad de quienes quieren vivir en sociedad, lo que lleva a suponer que sólo la aparición y posterior perfeccionamiento de cualquier tipo de poder en un grupo es la causa suprema de la pérdida gradual de libertad. Se debe añadir que hablamos de libertad entre humanos y para humanos, ya que también es necesario hablar por otra parte de libertad hacia animales no humanos e incluso hacia otras formas de vida vegetal.

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