24 de abril de 2014

Un libro esencial


Aunque no suelo publicar entradas dedicadas a libros, con éste he de hacer una excepción, pues como dice en su prólogo, no es un libro importante, sino crucial para el curso de la humanidad.

Por fin alguien ha puesto nombre a la ideología que defiende masivamente el consumo de carne en todo el mundo: el carnismo. Una ideología que permanece invisible a casi todos, que no es reconocida y que quiere perpetuarse a costa de la violencia, de un brutal régimen esclavista y de un sistema de opresión que además ha superado ya con creces los mayores holocaustos humanos de toda la historia. Este libro argumenta de forma estudiada y pormenorizada las raíces del consumo de carne y sobre todo porqué seguimos haciéndolo, los intereses que hay detrás y las defensas injustificadas de los consumidores. Aborda de forma excelente las contradicciones en las que caemos al cuidar a unos animales y comernos a otros, los prejuicios culturales que apoyan esta dicotomía y los mitos más importantes que mantienen todo el sistema en pie. Además, aporta testimonios de cómo funciona por dentro el sistema de producción de carne incluyendo numerosas entrevistas y testimonios de quienes lo sustentan.

Desde este blog consideramos imprescindible la lectura de este libro, dirigido a todos los públicos, ya que forma parte de un cambio universal que aboga por un cambio necesario para todos los seres vivos del planeta y para el propio planeta, gravemente amenazado por el virus de la humanidad. No debe haber diferencia de especie, al igual que no hay diferencia de raza ni de sexo, ni de credo, tampoco arrogancia de superioridad ni prioridades para los humanos oprimidos, pues todos y cada uno tienen los mismos deseos de ser libres.

Por último, y no sé si por suerte o por desgracia, quiero decir que este libro ha tenido fuertes ataques en internet por los defensores más fanáticos del carnismo, en donde se han podido constatar insultos y blasfemias de todo tipo a la autora, con una falta total de respeto y de educación, y aportando pocas o nulas argumentaciones. Obviamente era algo de esperar, ya que el descubrimiento de la verdad y el deseo de libertad hace tambalear lo más profundo de las conciencias que sustentan el engranaje del sistema y la ideología que tiende a justificarlo. Estas reacciones masivas responden a la extendida irracionalidad de las sociedades de masas, contraria a cualquier cuestionamiento del status quo y de la que ya hemos advertido a menudo en este blog. Aunque por otra parte, las reacciones fanáticas, y que se pueden comparar a las de la Iglesia Católica del siglo XV contra los supuestos herejes que descubrían verdades o aquellas que repudiaban y blasfemaban a los primeros abolicionistas que reclamaban derechos para las razas o clases más oprimidas son una clarísima muestra de que la justicia y la verdad empiezan a ganar terreno y de que el sistema está construido sobre mentiras que tarde o temprano son derrumbadas por aquellas voces revolucionarias que claman libertad para todos, incluidos por supuesto los animales no humanos.

Es posible que la libertad para los animales esclavizados tarde mucho más en llegar que otros grupos oprimidos humanos, precisamente porque no son humanos, pero sin duda llegará.   


2 comentarios:

  1. Esta libertad, después llegará a las plantas?
    Los artrópodos son animales a proteger?
    Son dudas que se me plantean

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  2. Yo no puedo darte esas respuestas, pero te hago otras preguntas más concisas: ¿qué diferencias hay entre las plantas y los animales? ¿cuánto crees que sufren cada uno? ¿Crees que podemos hablar realmente de que las plantas están esclavizadas?
    No se trata de que tengamos que proteger explícitamente a los animales, sino no interferir en sus vidas ni en sus hábitats, algo que no deja de ser una forma de protección.

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